No sé ni cómo empezar a escribir esta previa. Ni el enfoque que quiero darle. La verdad es que no me salen las palabras. Mis dedos recorren el teclado de mi ordenador queriendo plasmar algo pero mi cabeza no ordena mis pensamientos. Yo, todavía no me creo lo que estoy a punto de vivir. Será que han pasado 17 años de la última vez y que con 14 años que tenía por aquel entonces vivía el fútbol de otra manera. Porque si hablamos de la final del 97, tenía 6 y ahí sí los recuerdos son más difusos. Esto es histórico. Para mí, para los mayores y para esos béticos de nueva generación que van a vivir este momento por primera vez.
Valencia espera en este deseada final. El mismo equipo que hace dos temporadas nos apeó de una final de Copa en nuestro estadio. También lo tuvimos muy cerca, pero se nos escapó entre los dedos. Contra el Rayo Vallecano, todo parece de cara. Resultado que da cierta ventaja, en un Villamarín casi lleno y con su gente apretando en la grada. Es el día, no hay más. Literalmente, hoy hay que dejarse el alma en el campo. Toca dejar atrás años de mediocridades y dar ese paso para hacer al Betis grande. O mejor dicho, aún más grande.
Vernos en la situación en la que estamos hoy no ha sido nada fácil. En 17 años han pasado muchas cosas, y no precisamente buenas. El club en todo este tiempo ha estado mucho tiempo navegando a la deriva, sin ninguna hoja de ruta y con patrones de barco que no sabían manejar el timón. Descensos, humillaciones en los derbis, goleadas contra equipos modestos…hemos sufrido y llorado mucho con este Betis. Pero por suerte, ahora el barco tiene un capitán, que ha enderezado el rumbo, que ha encontrado una buena tripulación y en su mapa tiene un destino: la final de Copa del Rey.
Disfruten el momento porque estar a horas de vivir una clasificación para una final es único. Sólo falta rematarlo. El Rayo tratará de impedir la fiesta en el Benito Villamarín. El cuadro madrileño pasa por su peor momento de la temporada. Tras el partido de ida, acumulan tres derrotas consecutivas. Por su parte, el Real Betis llega con el ánimo un poco herido tras caer a manos del Sevilla en el derbi. Pero no hay tiempo para lamerse las heridas y seguir hacía adelante. Heridas en un derbi, que casi nos dejan sin Fekir. El galo sufrió una terrible entrada de Acuña y su participación en las semifinales ha estado en entredicho, pero finalmente ha entrado en la convocatoria.
Ambos equipos saldrán con todo, la ocasión no es para menos:
Poco más que decir. Pido disculpas a quien haya entrado en esta previa y no haya encontrado lo que buscaba. Información, motivación, entretenimiento…Lo que el corazón y la cabeza, nerviosa, me ha dejado escribir. Yo al menos, no soy consciente de lo que estamos a punto de vivir. Pero si me permiten el consejo. Disfruten. Disfruten de la espera, del momento. Que envidia de aquellos que puedan vivir esto en Sevilla y en el templo. A Plaza Nueva hay que volver.
