Joaquín Sánchez, corazón verdiblanco

Joaquín Sánchez, corazón verdiblanco

Poco más se puede decir de Joaquín Sánchez. Se acaban los calificativos pero no está demás seguir destacando la enorme trayectoria de la leyenda verdiblanca, que continúa un año más. El pasado miércoles renovó hasta el 2023, es decir hasta casi los 42 años.

Pero vayámonos atrás en el tiempo. Concretamente al verano del 2015. cuando jugaba en la Fiorentina y el jugador nacido en el Puerto de Santamaria estaba deseoso de volver a jugar en el Benito Villamarín, en el equipo de sus amores.

No fue nada fácil para la Dirección Deportiva que dirigía por aquel Eduardo Macià, ya que fue uno de los culebrones de ese verano. Muchas idas y venidas pero el destino decía que los caminos del Real Betis y el propio Joaquín se deberían unir nueve años después tras fichar por el Valencia y así fue.

Imagen de ABC de Sevilla

El hijo pródigo volvió a casa y regresó como todos sabemos la finta y el sprint. No obstante, como todo en esta vida siempre hay personas que critican todo destructivamente. Que si venía a retirarse, a llevarse la pasta o a contar chistes…. pero nada más lejos de la realidad. Ya se encargó él mismo de callar esas bocas.

El «17» ha demostrado en cada uno de los partidos un compromiso total por el equipo dándolo todo y sufriendo en cada encuentro como lo hacemos nosotros. Y no solo dentro del campo, sino también fuera del mismo, ayudando a los más jóvenes para que cumplan sus sueños de jugar en el equipo de las trece barras y que todos vayamos creciendo de la manera más sostenible.

Su influencia en la plantilla va más allá de lo deportivo. Su labor como capitán, su alegría y su forma de tomarse a la vida han contribuido a que el ambiente dentro del vestuario sea magnífico y se haya formado una «familia» dentro del Betis.

Pocos registros le quedan por romper al bueno de Joaquín Sánchez. En mente, superar los 622 partidos de Andoni Zubizarreta como jugador con más partidos en Primera División. Para ello tendrá que jugar al menos 23 para batir al portero vasco.

Solo queda decirle enhorabuena «pisha» y hasta que el cuerpo aguante, corazón verdiblanco.