Tras su derrota contra el Villarreal, los verdiblancos visitaron a otro equipo valenciano con la firme intención de enderezar su rumbo en Liga y seguir firmes en la tercera plaza. Dicho y hecho. Los de Pellegrini consiguieron una victoria contra el Levante, en una nueva demostración que los béticos están en una dinámica donde todo le sale.
El entrenador chileno afrontaba el encuentro con algunas bajas importantes, como eran las ausencias de Guido y Canales. Recompuso el once dando entrada como pivote a Edgar, que cuajó un gran partido y a Rodri por derecha, al que le falta algo de brillo como demostró al inicio del campeonato.
En cuanto al partido, un Betis con una eficacia brutal arriba, ocasionando peligro cada vez que pisaba la meta levantinista. 0-3 llegó a ponerse el cuadro hispalense dando la sensación de no estar pisando el acelerador. Los problemas defensivos de los locales y la clarividencia de los béticos arriba pusieron el partido muy a favor del Real Betis.
Destacar que el Levante lo intentó en todo momento, con un De Frutos que un quebradero de cabeza y con transiciones rápidas que pusieron en aprietos a los verdiblancos. Dicho empuje, junto a desconexiones puntuales en defensa, hicieron que el Levante recortara distancias y pusiera el 2-3. Es el único pero que se le puede poner al equipo, la falta de control o de gestión que permitió al rival meterse de nuevo en el encuentro.
Quizás en otros tiempos, la afición bética estuviera con algo de miedo en el cuerpo, pero este equipo ha cambiado y su mentalidad es diferente. Al instante de recibir el 2-3, Nabil Fekir, con un lanzamiento de falta inapelable, volvía a poner tierra de por medio y a decir quien mandaba en el encuentro. El francés fue el mejor del encuentro, no sólo por el doblete, sino porque manejó todos los registros del encuentro. Desequilibrante, decisivo, comprometido, sin duda uno de los mejores partidos del galo con la elástica de las trece barras. La cuenta puso ampliarse si Lainez, Borja Iglesias o Ruibal hubieran acertado contra Dani Cárdenas.
El Betis se acostumbra a ganar, y aunque a veces cometa errores y se desconecte, la sensación que da es de equipo grande.
