El Real Betis Balompié consiguió una victoria muy importante contra el Mallorca, que le permite irse al parón por selecciones con buenas sensaciones y con sus aspiraciones Champions totalmente vivas. Tuvo que tirar de paciencia el cuadro de Pellegrini para alzarse con los tres puntos, ya que fue un encuentro con pocas ocasiones y con un ritmo bajo. Pero el Betis dio otro lección de saber competir y de aprovechar sus oportunidades, como se demostró en el gol del triunfo del Borja Iglesias.
Un encuentro cerrado y pocas ocasiones
No se desplegó un juego brillante el pasado domingo en el Benito Villamarín. El Mallorca propuso muy poco, buscando no desorganizarse y no dejar espacios en defensa. Algo, que unido al ritmo lento con que los béticos circulaban el balón, hacía que pasaran pocas cosas. Al final, el equipo que más lo intentó fue el que se llevó la victoria. Borja Iglesias estuvo muy listo al desviar intencionadamente el disparo de Sabaly, que de nuevo estuvo soberbio.
Este atasco de ideas se puede justificar con la ausencia de jugadores importantes. Con Fekir lesionado, Canales cogiendo ritmo y William Carvalho en el banquillo, los recursos creativos eran más limitados. Pero esto habla de la tremenda capacidad de competir del Real Betis, que sin sus mejores jugadores, está sacando los partidos adelante.
Una defensa fiable
Cuando falta frescura arriba, para conseguir los puntos tienes que meter las oportunidades que posees y estar muy sólido en defensa. Y es que el Betis ha recuperado esa seguridad defensiva que hace unas jornadas no tenía. La zaga verdiblanca estuvo imperial, y abortó en la mayoría de ocasiones todas las acciones de peligro del cuadro mallorquín. Sin duda, el gran responsable de esta versión de la defensa es Germán Pezzella, que estuvo colosal contra su pareja de baile, Muriqi, al que le ganó casi todos los duelos y fue el mejor del encuentro.
Madurez para saber jugar los últimos minutos
Con un marcador tan corto, el Mallorca siempre tenía al alcance el empate. Pero nunca se tuvo la sensación de que eso podía ocurrir, y de ello se encargó el Betis. El cuadro hispalense supo contemporizar y jugar los minutos finales, teniendo el balón y jugándolo con cabeza, demostrando no ponerse nervioso y que tenía el control del encuentro.