«He venido a despertar a un gigante dormido, ese es mi propósito». Así se presentó Antonio Cordón a todo el beticismo por el mes de Julio de 2020. Hoy, tres años después de esas palabras, el director verdiblanco ha confirmado su decisión de dejar el club hispalense. El pacense entiende que su ciclo ha terminado en el Real Betis y que se trata de una decisión consensuada y meditada con su familia. Según Cordón, el gigante está despierto y su trabajo aquí ha concluido. ¿Tres años es suficiente para dar fin a su etapa en el cuadro bético?
Parece un periodo de tiempo corto para tomar una decisión así. La noticia ha pillado desprevenidos a todos los béticos, que andan con una preocupación lógica al conocer su marcha. Se va una pieza importante del proyecto y unos de los artífices de los logros cosechados en los últimos años. Dos clasificaciones europeas consecutivas, el título de Copa del Rey, y esta temporada, de nuevo en la pelea por Europa. A todo esto hay que añadir el mantenimiento y la revalorización de un plantel competitivo del cuál se ha renovado la columna vertebral. Un trabajo labrado con una economía mermada, que bien podemos calificar de notable alto.
Sin duda, esto supone un contratiempo importante en la dinámica y trayectoria de la entidad verdiblanca. El club había logrado tener una estabilidad en todas sus parcelas. Un entrenador contrastado al mando, un director deportivo trabajador y profesional y una plantilla que responde en el césped. Estaban todos los ingredientes para que ese gigante dormido siguiera creciendo y consiguiendo objetivos, porque quedan muchas cosas por alcanzar. Ahora, la elección de su sustituto y cuáles serán los movimientos para suplir la marcha del director deportivo pacense crean un clima de incertidumbre y duda que preocupa un poco a todos los aficionados el Real Betis Balompié. Una preocupación lógica ya que este club ha cometido errores que esperemos que hayan servido para que ahora, en un momento importante, no vuelvan a tropezar en la misma piedra.
La decisión de Antonio Cordón es lícita y entendible. Él se acoge a una cláusula en su contrato y está en su derecho de hacerlo. Pero lo que no se entiende, es el momento de tomar dicha elección. El contexto sopla a favor y estamos a mitad de una temporada donde volver a Europa se antoja obligatorio para que las cuentas no aprieten una soga que bien ha condicionado estos años. Por los mentideros de esta ciudad ya se van conociendo que la relación con otros miembros del consejo no era la mejor. Rumores y salseos aparte, Antonio ya ha dicho que su salida no se trata por ninguna confrontación con nadie del club. En los próximos meses a buen seguro sabremos si hay algo de cierto en eso o que sólo existe un motivo profesional de por medio. O dicho de otra manera, otro club que pone mucha pasta.
Independientemente de los motivos que les haya llevado a tomar esta determinación, hay que agradecerse su trabajo sin querer acaparar focos, su profesionalidad en un momento donde las arcas del Betis andaban llenas de polvo. Ha dejado plantada aquí una semilla que esperemos que siga germinando.
Y ahora, ¿qué? La hoja de ruta es clara. Confiar o buscar a una persona cualificada y capacitada. Hay que invertir fuertemente en su sustituto y dejarse de experimentos y mediocridades. Al menos, por la gestión de la directiva en los últimos años se han ganado el voto de confianza. Mientras tanto, que esto no despiste de lo importante; los tres puntos contra el Valladolid.
Es una marcha dolorosa ya que se rompe una armonía y un tandem que siempre que han trabajado juntos ha sido señal de éxito. Pero tengan claro que no será el primero ni el último que saldrá del Betis. Y el club seguirá. Muchas gracias por su trabajo y profesionalidad Don Antonio. Nos hubiera gustado ver a ese gigante totalmente despierto y espabilado, y peleando con los colosos de Europa, pero nos vamos a quedar con la duda. Lo que nadie le va a quitar es el mérito de haberlo despertado de la siesta y haberle ayudado a crecer. Ahora toca ver si es lo suficientemente maduro para sobrellevar este golpe.