Todo aficionado al fútbol sueña con que su equipo esté en la pelea de sus objetivos. Estas metas pueden ser títulos, clasificaciones, permanencias…Y cómo es lógico en el Betis no es diferente. Es innegable que en Heliópolis la cosa ha cambiado en los últimos años. Se ha conformado un plantel competitivo encabezado por un entrenador de élite como Manuel Pellegrini, que ha conseguido nada más y nada menos que tres clasificaciones consecutivas a Europa y el título de Copa de Rey de 2022. Pero este año, está costando mucho más.
La realidad es que esta temporada no se están cumpliendo las expectativas. Desde el principio, allá por el mes de Agosto, se han ido concatenando circunstancias y situaciones que han convertido el año futbolero bético en una auténtica montaña rusa. Desde problemas con las inscripciones, ventas con el mercado cerrado, lesiones y más lesiones de jugadores importantes, futbolistas que no han dado ese paso al frente que se necesitaba, errores en la lista A para la Europa League…y más cosas que se nos quedarán en el tintero.
En todo este análisis, no podemos obviar el papel en la Copa del Rey y en Europa. Dos enorme decepciones sin paliativos donde lo más preocupante fue la imagen y el rendimiento conjunto del equipo, incapaz de superar al Alavés en el torneo del K.O, o de pasar la fase de grupos de Europa League. Y por si fuera poco, no aprovechar la oportunidad de la Conference League cayendo a las primeras de cambio ante un Dinamo de Zagreb, que con muy poco, pasó por encima del Betis.
Y en todo este repaso, no hemos metido la Liga, que aunque siendo objetivos el cuadro verdiblanco está muy vivo en la pelea por la sexta plaza, las sensaciones que desprende no son las mejores. Con un plantel con jugadores como Isco, Pezzella, Fornals, Guido, Ayoze, Fekir, William Carvalho…hay que exigir más. Y por supuesto, pedirle mucho más a algunos de los que hemos nombrado y a otros que se han quedado fuera.
El «Plan» de Manuel Pellegrini está en su cuarto año, posiblemente el más difícil desde que el chileno desembarcó en Heliópolis, y sin dudas, donde más se está cuestionando si su ciclo ha en el Real Betis ha acabado o no. Ya sabemos lo que nos gusta en la Avenida de la Palmera rasgarnos las vestiduras y apretar ese botoncito que hace saltar todo por los aires. Así que no es raro pensar que si el Real Betis Balompié no consigue clasificarse para Europa (cosa que puede suceder tal y como están las cosas), más de uno pida echar abajo al club y empezarlo de nuevo.
Estaríamos por tanto, en uno de esos años de transición que tantos proyectos deportivos se han llevado por delante. Algunos con razón, otros no tanto, pero habrá casos de todos los colores. Pero los béticos pueden verse en un año así y miedo me da como se gestiona, tanto por la afición como por la planta noble.
No conseguir la clasificación europea significaría hacer el hat trick de fracasos en una temporada. Motivo más que suficiente para pedir explicaciones y exigir mejoras. Pero no estaría justificado empezar nada nuevo. Muchos son los clubes que hay temporadas donde las cosas no salen y acaban lejos de sus objetivos. El ejemplo más cercano es el Athletic Club de Bilbao, y solo hay que verlo como está este año, peleando la Champions y en una final de Copa.
Los años de transición son duros y difíciles, pero sin perder la perspectiva. Hay mimbres (mejorables), hay entrenador y una dirección deportiva cuyo trabajo es de valorar en los últimos años. Detectar errores, corregir y mejorar es la receta del éxito. Hay confianza en un grupo de jugadores y un cuerpo técnico que nos han hecho disfrutan en estos últimos tiempos. Aunque no se consiga el único objetivo que queda, lo mejor es apostar por una línea continuista, mejorando las carencias y con el mejor entrenador posible, Manuel Pellegrini Ripamonti.