Es una verdadera pena que cuatro meses después me vea en la necesidad de volver a desahogarme ante la situación que vive mi equipo. Y lo hago sabiendo que la difusión que obtuvo mi anterior escrito es irrepetible, pero al menos calmo mi tristeza y mi hartazgo. Hubo un tramo durante el año donde las cosas parecían funcionar, pero todo fue un espejismo. ¿Culpables? Ya señalamos a la plantilla y tampoco sería justo volver a hacerlo. En todo problema las responsabilidades son compartidas, y en esta ocasión creo que el toque de atención debe ser a la directiva.
Son varios los años que lleváis al frente de la nave bética y los resultados no terminan de llegar. Pasan las temporadas, hay un discurso ilusionante detrás que los béticos compran y siempre acaba en decepción. No es mi intención juzgar vuestra labor o vuestra gestión al frente del Real Betis Balompié. Intuyo que debe ser algo muy difícil y más complejo de lo que nosotros pensamos. Que el club desde vuestra llegada ha mejorado en muchos aspectos es una realidad innegable. Pero en el verde, en lo tangible en el fútbol las cosas no terminan de salir. ¿Por qué? Es algo que no nos explicamos. Pasan jugadores, entrenadores, directores deportivos y nunca se alcanza esa estabilidad competitiva que haga el Betis crecer. Porque ha crecido en otras facetas, pero en la importante no.
No dudo que ustedes quieran lo mejor para el club. Entraron cuando la antigua directiva comandada por Lopera dejó al club en una situación agónica y vuestra llegada fue un soplo de aire fresco que nos hizo creer que tendríamos al Betis a la altura que se merece. Pero eso no termina de llegar. Nos sacamos el abono, hacemos encaje de bolillos para acompañar al equipo tanto en casa como a domicilio, esperando que “este año sea el bueno” y acabamos con nuestras ilusiones en el suelo.
Habrá decisiones con la que estemos más o menos de acuerdo. En un mundo tan amplio como es el fútbol es difícil contentar a todos. Pero creo que tenemos el derecho de pedir explicaciones, de exigir responsabilidades y de manifestarnos con respeto si algo nos parece mal. El “manquepierda”, las treces barras y la historia merecen un respeto que ahora mismo se está perdiendo en los terrenos de juego.
Echamos de menos alguien que inyecte beticismo a una plantilla con tanta calidad y jugadores de renombre. Que alguien ensalce la historia de este bendito club y transmita la grandeza de este sentimiento. Falta ese gen competitivo, ese peso que debe tener el escudo en el pecho que debe provocar dejarse el alma por él. Porque nosotros sí lo hacemos.
Creo que debe ser un orgullo sentarse cada 15 días en el Benito Villamarín y ver el estadio lleno. La afición es la que da sentido al fútbol, la que empuja, la que gana, la que pone ambiente y colorido a cada partido. La que hace latir el corazón de este equipo. Pero ustedes tenéis el poder de hacer que toda esa gente se vaya a su casa feliz. Dejen las guerras internas, los egos y protagonismos y acierten de una vez. Escuchen a la afición. Cuídenla. Y por favor, cuiden al Betis. Todos salimos ganando. Os deseo de corazón mucha suerte.