Destellos en las tinieblas

Destellos en las tinieblas

Por cada asiento vacío hay una familia detrás de nosotros. Podría ser una frase de cualquier poema. Podría ser una frase de cualquier poeta, pero no. Con esta frase se dirigió y motivó Pellegrini al vestuario antes de salir al césped del Villamarin. Y con este lema apareció por la sala de prensa para mostrar a todo el beticismo los entresijos del vestuario.

Si hace apenas 2 meses el equipo parecía que ni estaba ni se le esperaba y parecía que el míster había perdido un poco la dirección del barco, en este 2021 no solo es que el equipo esté sino que además está queriendo.

Y digo está queriendo porque el equipo quiere, puede y cree que puede. Cree que puede ahora mismo con cualquier rival, parece que puede con cualquier adversidad y quiere, siempre quiere aunque las cosas no estén saliendo como se esperaban.

En las últimas 72h hemos asistido a un Betis que parecía ya olvidado, a un Betis que hace tiempo que no teníamos. Un Betis que no baja los brazos por muy en contra que esté la situación y el partido. Un Betis que pelea cada pelota como si cualquier aficionado estuviera vistiendo la elásticas de las trece barras. Un Betis que ahora mismo si nos representa.

El bético lo que quiere es ganar, por supuesto. Pero me atrevería a decir que por encima de eso el bético lo que quiere es verse representado en el terreno de juego, ver como cada jugador con el escudo de nuestros amores se deja todo lo que tenga sobre el verde.

Manuel Pellegrini ha tocado la varita de tal manera que está resurgiendo el tan mal usado últimamente ManquePierda. Ese Manquepierda, que a mi entender, no es querer que el equipo siempre gane sino que aunque no lo haga luche hasta la última gota de sudor por este escudo. Y eso desde hace un tiempo se está viendo sobre el terreno de juego y el claro ejemplo de ello son los dos últimos partidos contra la Real Sociedad.

Puede parecer una tontería, pero hacía tiempo que no veía al equipo celebrar los goles de la manera que lo estoy viendo. Hacía tiempo que no veía a los jugadores tan enchufados y disponibles para la causa. Hacía tiempo que no veía al grupo unido como aparentemente lo estoy viendo ahora.

Al finalizar el partido de anoche, se pudo ver al equipo en piña, haciendo un círculo saltando y celebrando la victoria. Cuando lo vi creía que era una dedicación sin firma, una torta sin manos a Imanol por su soberbia en las declaraciones previas al encuentro. Pero no, circula un video en redes sociales en el que claramente se ve que lo que celebran es la resurrección de Borja Iglesias. Se puede ver como los compañeros van a por él para darle, junto con los dos golazos, el empujón motivacional y apoyo que necesitaba el 9 del Betis. Eso dice mucho del equipo, eso dice mucho del vestuario y eso dice mucho de lo que ha conseguido el entrenador.

No es momento de lanzar las campanas al vuelo. Al revés, echémosla al suelo porque solamente hemos pasado a cuartos de final y en liga seguimos a 4 puntos de Europa, pero para como estábamos y como estamos, que baje dios y lo vea. El Betis consigue ahora sobreponerse a circunstancias futbolisticas emocionales que hace no mucho hubieran supuesto derrotas e incluso goleadas. Parece ser que algo ha cambiado, parece ser que ha vuelto un poco de ese veneno que tanto tiempo llevamos pidiendo algunos.

Manuel, no sé que ha tocado usted ni como, pero que siga la música.

Y Míster, no se preocupen. Estuvimos siempre, estamos siempre y siempre estaremos, pero más aún si ustedes siguen con la actitud que han demostrado desde que empezó el nuevo año. Recuerden siempre esas palabras, que nadie lo olvide en ese vestuario, por cada asiento vacío hay una familia detrás de ustedes.