Héctor Bellerín y el fútbol de antaño

Héctor Bellerín y el fútbol de antaño

Una de las imágenes más comentadas del fin de semana en clave verdiblanca fueron las lágrimas de Héctor Bellerín. El lateral derecho bético rompió a llorar tras la victoria por 2-0 contra el Granada y dejó unas de las postales más bonitas que se recuerdan. Se pudo ver al catalán muy emocionado, despidiéndose de un Benito Villamarín que ha sido su casa durante este año. Una imagen que no ha dejado indiferente a nadie, y que arroja muchas dudas sobre su posible continuidad en el club de las trece barras la temporada que viene.

La emoción de Héctor Bellerín nos reconcília con el fútbol de antes, con lo más puro de este maravilloso deporte. Con el viejo fútbol. Y no lo decimos por su estilo ochentero con el que viste. Es una realidad admitir que a día de hoy en el fútbol manda el dinero por encima de la pasión, el sentimiento y la emoción. Cada vez se ve el lado menos humano del fútbol. Los que mandan en el balompié están alejando y ponen más dificultades para que sus aficionados sientan más cerca a sus equipos. Y el momento del Bellerín el otro día en el Benito Villamarin nos lleva a esa época donde la pasión está por encima del dinero.

Muchas cosas pasarían por la cabeza de Héctor Bellerín para explotar esa reacción tan carnal. El jugador sufrió una grave lesión en 2019 que prácticamente lo tuvo sin jugar 8-9 meses. Después de eso, su situación en el Arsenal cambió radicalmente y tuvo un papel muy secundario hasta que recaló en el Real Betis, el sueño que siempre había teniendo su padre. Y lo hizo, bajándose el sueldo de manera considerable para facilitar su fichaje.

Pero ni el propio Bellerín sabía en aquel entonces, que en Heliópolis iba a encontrar al amor de su vida. Como dice aquella frase tan famosa de «cuando el Betis te agarra es imposible escapar», con el lateral verdiblanco se ha cumplido a la perfección. Aquí ha encontrado todo lo que buscaba. Un afición pasional, un fútbol atractivo donde ha vuelto a ser protagonista, un vestuario que es una familia y una temporada de ensueño ganando la Copa del Rey y viviendo momentos inolvidables.

Las lágrimas de Héctor son aquellas de una persona que ha sido feliz en un sitio y que le da pena y tristeza no saber si volverá. Que esta historia de amor se acaba y no sabe si le queda un capítulo más. De un jugador que se ha enamorado de unos colores y que ya los siente como suyo. Y en mi humilde opinión, a mí es una imagen que me ofrece un hilo de esperanza en un mundo tan podrido y corrompido por el dinero. El fútbol es pasión, emoción, sentimiento, amor…Y todo eso lo mostró Bellerín el otro día. De que el Betis es especial, único e inigualable. Y bendito aquel que se da cuenta de ello.